Siempre estamos pendientes de nuestras necesidades, principalmente de nuestra necesidad de amor.
Internet nos brinda una nueva oportunidad de conocer personas, y muchas acabamos entregando el corazón por este medio. Y como en todas partes, en las ciber relaciones también hay que tomar precauciones o nos podrán romper el corazón.
Internet nos brinda una nueva oportunidad de conocer personas, y muchas acabamos entregando el corazón por este medio. Y como en todas partes, en las ciber relaciones también hay que tomar precauciones o nos podrán romper el corazón.
Nuestras fantasías nos trasportan hacia otro mundo donde sólo hay amor, comprensión y paz, soñamos con el amor ideal; sin embargo puede ocurrir que por lo apresurado y ocupado de nuestra vida, no le pongamos atención a las posibilidades que se nos presentan en el día a día, conocemos nuevas personas que pasan desapercibidas porque estamos muy “ocupadas” pero, vivimos en la era digital que nos ha facilitado muchas cosas, entre ellas encontrar amistades duraderas nacidas a través del tiempo y la distancia. ¿Pero qué pasa cuando esa “amistad” se convierte en el amor que nos hace soñar, que nos hace trasportarnos en alas de la ilusión? Ahora es más fácil para la pareja que antaño hacía llegar a la persona de sus sueños las hermosas rosas rojas, mientras se entregaban a la dulce espera del momento para verse de nuevo, para verse a los ojos y repetirse mutuamente entre besos y suspiros los te amo, el roce de manos, el romanticismo.
Para muchos hombres y mujeres les resulta muy cómodo conocer gente de otros países, y se aventuran en las charlas de cualquier sala de chat, se “conocen”, intercambian ideas y opiniones y no pasa mucho tiempo para intercambiar números de teléfono, las charlas cambian de tono y empieza el ir, venir y repetir, las palabras hermosas que llenan de alguna manera la soledad, el aburrimiento. Así acaban enamorándose, por lo menos una de las dos partes, se dejan llevar por palabras muchas veces falsamente dichas, palabras que no pasan de ser parte del juego, las constantes llamadas, o correos y mensajes y se repiten todo eso que hace saltar de alegría el corazón enamorado.
Lo que empezó como un juego, es ahora una ilusión, una esperanza, una ventana que se abre para dejar entrar la esperanza por la felicidad, solo hay algo que se interpone, la distancia, muchas veces también es necesario mantener el “delicioso” secreto de amor, porque uno de los dos o los dos, tiene una pareja existente, aun así continúan, “ella” pensando que es el amor de su vida, pensando que por fin encontró lo que buscaba, “el” mintiendo y a lo mejor coleccionando conquistas para alimentar su ego de “macho conquistador” sin medir el daño que podría estar causando a la chica enamorada y quien sabe a cuantas mas.
Pero el corazón enamorado sigue esperando por el momento mágico del encuentro, soñando que muy pronto se les haga realidad, creyendo las mentiras de que está haciendo todo lo necesario para que llegue el momento supremo del tan ansiado encuentro. Y mientras ese momento llega, sigues soñando con “ese hombre maravilloso”, esperas con ansias que se llegue el momento para pulsar la tecla mágica que acorta la distancia entre él y tú, esperas que el teléfono suene para poder escuchar esa voz que te dice que te ama, todo deja de ser normal, porque todo lo que importa ahora es el “está contigo”, está porque te llama, porque responde a tus llamadas, sin darte cuenta te has hecho esclava de tu computador, porque es allí donde se refleja ese gran amor que dice tenerte.
Para muchos hombres y mujeres les resulta muy cómodo conocer gente de otros países, y se aventuran en las charlas de cualquier sala de chat, se “conocen”, intercambian ideas y opiniones y no pasa mucho tiempo para intercambiar números de teléfono, las charlas cambian de tono y empieza el ir, venir y repetir, las palabras hermosas que llenan de alguna manera la soledad, el aburrimiento. Así acaban enamorándose, por lo menos una de las dos partes, se dejan llevar por palabras muchas veces falsamente dichas, palabras que no pasan de ser parte del juego, las constantes llamadas, o correos y mensajes y se repiten todo eso que hace saltar de alegría el corazón enamorado.
Lo que empezó como un juego, es ahora una ilusión, una esperanza, una ventana que se abre para dejar entrar la esperanza por la felicidad, solo hay algo que se interpone, la distancia, muchas veces también es necesario mantener el “delicioso” secreto de amor, porque uno de los dos o los dos, tiene una pareja existente, aun así continúan, “ella” pensando que es el amor de su vida, pensando que por fin encontró lo que buscaba, “el” mintiendo y a lo mejor coleccionando conquistas para alimentar su ego de “macho conquistador” sin medir el daño que podría estar causando a la chica enamorada y quien sabe a cuantas mas.
Pero el corazón enamorado sigue esperando por el momento mágico del encuentro, soñando que muy pronto se les haga realidad, creyendo las mentiras de que está haciendo todo lo necesario para que llegue el momento supremo del tan ansiado encuentro. Y mientras ese momento llega, sigues soñando con “ese hombre maravilloso”, esperas con ansias que se llegue el momento para pulsar la tecla mágica que acorta la distancia entre él y tú, esperas que el teléfono suene para poder escuchar esa voz que te dice que te ama, todo deja de ser normal, porque todo lo que importa ahora es el “está contigo”, está porque te llama, porque responde a tus llamadas, sin darte cuenta te has hecho esclava de tu computador, porque es allí donde se refleja ese gran amor que dice tenerte.
Existen innumerables historias hermosas de amor puro y verdadero que se ha dado por Internet, pero en todas partes hay un lado bueno y un lado malo. Lamentablemente, son muchas las historias de dolor y sufrimiento que se dan en Internet. No debemos cerrarnos al amor, pero sí ser precavidas, tanto en internet como en la vida real. La mentira y la traición nos puede llegar desde cualquier ángulo, por lo que vale la pena tomar las medidas necesarias para defender no sólo el corazón, sino muchas veces, también nuestra integridad física.
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